Por una parte
los verdugos
como un muro nos separan
Y además
este cochino corazón
me ha hecho una malvada jugarreta
Mi niño, mi Memet
quizá la suerte
no me permitirá volver a verte
Lo sé
tú serás un muchacho
a la espiga de trigo parecido
Cuando joven
yo también era así
de elevada estatura, rubio, esbelto.
Vastos serán tus ojos como los de tu madre
con un rastro de pena amarga a veces
Tendrás la frente inmensamente clara
y una voz muy hermosa
Atroz era la mía
Cuando cantes
habrás de desgarrar los corazones
Y sabrás conversar brillantemente
Yo también fui un maestro en la materia
cuando no me irritaban
Desde tu boca brotará la miel
¡Ah, Memet,
qué verdugo serás
de corazones!
No es fácil educar a un hijo sin su padre
No apenes a tu madre
Yo no he podido darle la alegría
Que la tenga de ti
Tu madre
como la seda fuerte, dulce como la seda
Tu madre
será bella aún a la misma edad de las abuelas
como aquel primer día en que la vi
cuando tenía diecisiete años
a la orilla del Bósforo
Era el claro de luna
era el claro del día
semejante a la fruta más perfecta (*)
Tu madre
Una mañana, como de costumbre
nos separamos ¡hasta luego!
Era para no vernos nunca más
Tu madre
es la más bondadosa de las madres
Que ella viva cien años
y que Dios la bendiga
Mi hijo, mi Memet, yo no temo morir
pero a pesar de todo
a veces, trabajando,
o en esa soledad precursora del sueño
repentinamente
siento un sacudimiento
Contar los días es difícil
Uno no puede hartarse del mundo
Memet
no puede hartarse.
No vivas en la tierra
como un inquilino
ni en la naturaleza
al modo de un turista
Vive en este mundo
cual si fuera la casa de tu padre
Cree en los granos
en la tierra, en el mar,
pero ante todo en el hombre.
Ama la nube, la máquina y el libro
pero ante todo, ama al hombre
Siente la tristeza
de la rama que se seca
del planeta que se extingue
del animal inválido
pero siente ante todo la tristeza del hombre.
Que todos los bienes terrestres
te prodiguen la alegría
Que la sombra y la luz
te prodiguen la alegría
Que las cuatro estaciones
te prodiguen la alegría
Pero ante todo, que el hombre
te prodigue la alegría.
Nuestra patria, Turquía
es un país hermoso
entre tantos países
y sus hombres
los que no están falseados
son laboriosos
meditativos y valientes
pero atrozmente miserables
Se ha sufrido, se seguirá sufriendo todavía,
pero a pesar de todo habrá un futuro espléndido.
Tú en nuestra tierra, con tu pueblo
construirás el comunismo
Con tus ojos lo verás
Con tus manos lo tocarás.
Memet, yo moriré tal vez
muy lejos de mi idioma
lejos de mis canciones
muy lejos de mi sal y de mi pan
con la nostalgia de tu madre y de ti
y de mi pueblo y de mis camaradas
Pero no en el exilio
Mas no en el extranjero
En el país de mis sueños moriré
En la blanca ciudad de mis más bellos días
Memet, mi niño
Te confío
al partido comunista de Turquía
Me voy pero estoy calmo
La vida que se va extinguiendo en mí
proseguirá por largo tiempo en ti
y en nuestro pueblo, eternamente.
Nazim Hikmet
lunes, 18 de octubre de 2010
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