jueves, 24 de marzo de 2011

¿Por qué Libia sí y Birmania no?

La intervención de la comunidad internacional en Libia está legalmente fundamentada en la llamada Responsabilidad de Proteger (RdP). Este principio fue acordado en 2005 por la mayoría de los miembros de las Naciones Unidas tras años de presión por parte de ONG y organismos humanitarios. En él se establece que los estados tienen la obligación de proteger a sus poblaciones frente al genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad. Cuando estos gobiernos permanecen al margen o son parte activa de los crímenes, la comunidad internacional tiene la responsabilidad de intervenir para proteger a los civiles.

La RdP es el modo en el que el mundo dice 'nunca más' tras el el genocidio nazi, Sbrenica o Ruanda. Sin embargo, los principios acordados en los despachos rara vez se han trasladado a los campos de batalla. De acuerdo con uno de los informes más prestigiosos en este ámbito, en 2010 se produjeron 28 conflictos importantes y 'altamente violentos', que dejaron cientos de miles de víctimas civiles. La mayor parte de ellos son conflictos olvidados en donde la protección internacional ni está ni se le espera.

El Global Centre for the Responsibility to Protect (Centro Global para la RdP), estima que en estos momentos hay en el mundo diez países donde dicho principio se debería de aplicar de inmediato (datos y mapa obtenidos de esta misma fuente):

- RD del Congo: desde 1996 ejército y guerrillas se ensañan con la población civil.

- Myanmar (antigua Birmania): desde 1962 se llevan a cabo limpiezas étnicas regulares.

- Guinea Conakry : desde el 29 de septiembre de 2009 reina la inestabilidad y se registran muertes y agresiones atroces a civiles (150 muertos y 1.200 agresiones denunciadas ese mismo día).

- Kirguistán: entre el 10 y el 14 de junio de 2010, al menos 350 civiles de la etnia Uzbak fueron asesinados, 2.326 fueron heridos y 400.000 sufrieron desplazamientos forzosos.

- Kenia: el periodo post-electoral de 2007 dejó casi 1.300 muertos y medio millón de desplazados. Muchos temen los resultados de las elecciones previstas para 2012.

- Nigeria: más de 13.500 civiles asesinados desde 1999 (entre 150 y 500 solo el pasado 7 de marzo) como consecuencia de conflictos políticos y religiosos. Hay elecciones previstas para el 11 de abril de 2011.

- Sri Lanka: se estima que entre abril y mayo de 2009 murieron asesinados unos 6.400 civiles.

- Sudán: a pesar del referéndum sobre la secesión de Sudán del Sur, este sigue siendo uno de los puntos de mayor riesgo del planeta.

- Costa de Marfil: desde las elecciones del 28 de noviembre de 2010 han muerto unos 365 civiles y se han visto obligados a desplazarse casi 300.000, en una situación de tensión y violencia crecientes.

... y Libia: se estima que en una semana han muerto más de 1.000 civiles.

En la medida en que la intervención militar en Libia esté orientada a la protección de los civiles en riesgo, bienvenida sea. Pero, ¿por qué Libia sí y Birmania no? ¿qué hace a los opositores de Gadafi más vulnerables que las mujeres violadas y asesinadas en la RD del Congo? ¿qué podemos esperar de países como España, que los lunes venden armas a la dictadura libia y los miércoles ofrecen fuerzas para destruirla? El terremoto político en el norte de África demuestra hasta qué punto se está transformando el orden mundial. La responsabilidad de proteger debe constituir una de las piedras angulares de ese nuevo orden y no un recurso de conveniencia para dictaduras de quita y pon

De Gonzalo Fanjul en http://blogs.elpais.com/3500-millones/2011/03/por-que-libia-si-y-birmania-no.html

lunes, 7 de marzo de 2011

Sembrar en el desierto

del blog de Juan Torres López: http://juantorreslopez.com/impertinencias/141-impertinencias-de-febrero-de-2011/2286-sembrar-en-el-desierto.html

Algunos comentaristas ... suelen argumentar que no podemos cambiar, que hay estructuras sociales y sentimientos humanos más fuertes que las rocas más duras y, como ellas, inamovibles. Yo no lo creo. No le he creido nunca y no voy a creerlo ahora que me voy haciendo más mayor y tengo que sentirme cada vez más joven. Yo confío y creo en la fuerza transformadora de los seres humanos e incluso, aunque es verdad que a veces tengo dudas, en la fuerza arrolladora de su humanidad. No suele hacer falta que nadie me convenza de eso pero a menudo recibo muestras de que no soy el único que piensa así y eso hace aún más profundas mis creencias. Hace unos días me ha vuelto a pasar. Recibí unas declaraciones del médico tunecino Moncef Marzouki, un opositor a la dictadura de Túnez que durante los últimos años había vivido exiliado en Francia y que de nuevo ha vuelto a su país, y me siento aún más convencido de que, más tarde o más temprano, como dijo Salvador Allende,"se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre". Dice Marzouki:

"Tengo dos técnicas para mantener una actitud psicológica positiva. La primera es que me digo que el tiempo geológico no es el tiempo de las civilizaciones, que el tiempo de las civilizaciones no es el de los regímenes políticos y que el tiempo de los regímenes no es el de los hombres. Hay que aceptarlo. Si me comprometo en el proyecto de transformar Túnez, con quince siglos de antiguedad, no voy a transformarla en veinte años. Debo aceptar por tanto los plazos del tiempo largo. Y a partir de ahí, no me desanimo, porque mi horizonte no consiste en los próximos seis meses o en la próxima elección presidencial: es el de los próximos cien años, que yo no veré, como es evidente.


Y la otra técnica proviene del hecho que soy un hombre del sur. Vengo del desierto y vi a mi abuelo sembrar en el desierto. No sé si usted sabe lo que es sembrar en el desierto. Siembra en una tierra árida y luego espera. Si cae la lluvia, recolecta. No sé si usted ha visto el desierto después de la lluvia, ¡es como la Bretaña!. Un día, usted marcha sobre una tierra completamente quemada, luego llueve y lo que sigue, usted se pregunta cómo ha podido producirse: tienes flores, verdor...Todo simplemente porque los granos ya estaban ahí...Esta imagen me marcó de verdad cuando era niño. Y, en consecuencia, ¡hay que sembrar! ¡Incluso en el desierto, hay que sembrar!
 Y es de esta manera que veo mi trabajo. Siembro y si mañana llueve, está bien, y si no, al menos los granos están ahí, porque ¿qué va a pasar si no siembro? ¿Sobre qué caerá la lluvia? ¿Qué es lo que va a crecer, piedras? Es la actitud que adopto: sembrar en el desierto... ".