lunes, 25 de febrero de 2008

Visita de Cris y Sergio

Aunque un poco escueto, os resumo el último mes con Critina y Sergio por Bangkok.

Este mes han estado por aquí Cris y Sergio. Después de mucho luchar para q pudieran venir más de dos semanas, llegaron el día 3 de febrero y se fueron el sábado 23 por la mañana, muy prontito.
El primer fin de semana en Bangkok lo aprovechamos a fondo. La primera noche que ellos llegaron, salimos por Khao San hasta q el cuerpo aguantó, después del viaje y el jet lag.
El domingo, pasamos el día en el mercadillo de Chatuchak y nos dimos un masaje. Despues cenamos con Adri, Manu, Myriam, Andrés, David, Luis, Jorge y Kiko, para celebrar el cumpleaños de David.

El lunes, en lo que yo trabajaba, ellos visitaron las zonas más bonitas de Bangkok, el palacio real y el templo del buda esmeralda. Quedamos por la noche y fuimos a cenar al Harmonique, un restaurante tailandés con nombre francés en el que se come estupendamente y además es precioso. De ahí, fuimos al barrio chino con la esperanza de ver parte de las celebraciones del nuevo año chino, pero todo había sido suspendido por la muerte en Enero de la hermana del rey, lo q significa q tenemos 100 días de luto en los q no se celebra ningún festejo. Así q de allí nos fuimos al Arun Residence, un bar junto al río q queda enfrente del Wat Arun, uno de los más importantes de Bangkok.
El mismo martes se marcharon los dos al norte, a Chiang Mai, así q solo nos dio tiempo a comer juntos a mediodia y después ellos ya cogieron el avión. En Chiang Mai, visita a templos, trekking en elefante y rafting.
El viernes nos reunimos en Chiang Rai, aún más al norte, para visitar el Triángulo de oro, llamado así por el área que se forma en la confluencia de las fronteras de Laos, Tailandia y Birmania, bordeando el Mekong y tradicionalmente área de cultivo del opio. Ayer mismo apareció un artículo en el país sobre los polémicos métodos de lucha antidroga del gobierno tailandés.
Desde Chiang Rai, hicimos dos rutas, una hacia Birmania (al este? al oeste?) el primer día, visitando poblados de tribus típicas, como los Lahu y los Dakha, en los que estaban celebrando el año nuevo, siguiendo la tradición china, y tuvimos la oportunidad de bailar con ellos. También fuimos a Doi Mae Salong, una comunidad de origen chino, que ahora se dedica al cultivo y comercio de té, de artesanías y de pulseras (verdad, Cris?) . Vistamos también una granja de té, un templo blanco del Dalí tai, con un estanque de brazos desesperados, y por último una cascada preciosa después de una caminata de casi una hora.
Al día siguiente, la ruta la hicimos hacía el norte, ahora sí, al triángulo de oro. Visitamos Mae Falung, la residencia de verano de la madre del rey, de estilo tirolés (porque ella estudió vivió varios años en Suiza), y sus jardines, que se crearon con la intención de generar empleo y luchar contra el cultivo de opio. Pasamos por el templo de los monos, q vistos de cerca no son tan majos como en las fotos. También fuimos a Mae Sai, la última ciudad tailandesa antes de la frontera con Birmania. Después de esto, seguimos hacia el Mekong, donde hicimos una ruta en barca, pasando al lado birmano (curiosamente, a pesar de la dictadura militar y el ostracismo, nada más pasar al lado birmano, hay un impresionante casino. Lo único que hay a lo largo de ese lado del Mekong, todo sea por satisfacer el ansía consumista de quien puede pagárselo y permitirse traspasar la frontera y la prohibición del juego en Tailandia, aunque la población se muera de hambre y tenga restrigidos otros derechos más básicos). De ahí, te llevan a un poblado en la frontera con Laos, donde puedes comprar artesanía, telas, tinteros, ajedreces… al volver a Tailandia, vimos el museo del opio, una destartalada casa en la que se explican los efectos de la droga sobre la población y la economía de la zona.
De vuelta a Chiang Rai, pinchamos la rueda del todo terreno que nos llevaba, así q tuvimos q ponernos manos a la obra y echar una mano al guía. Nuestro último día en Ching Rai lo aprovechamos para descansar, comer bien, visitar el museo de las tribus (muy interesante, y además organizan rutas socialmente responsables por los poblados de las tribus de la zona) y hacernos un masaje.

A la vuelta a Bangkok fuimos a Pat Pong a comprar imitaciones y más regalos. El martes, Cris y Sergio se fueron a las islas PhiPhi, a disfrutar por fin de la playa, bucea, visitar y tomar el sol. Nos reunimos en el golfo de Tailandia, al otro lado, en Koh Samui, donde yo volé el viernes por la tarde. Esos tres días fueron geniales, nos lo pasamos en grande, vivimos alguna aventurilla q otra, vimos playas impresionantes y descansamos.
El sábado, lo pasamos vegetando en Chaweng, la playa más larga de Samui. Quitando la aventura de la moto de agua (q se resume en ser un poco torpe y q te tire una ola, para más datos, ver el video…diré en mi defensa q el mar estaba muy picado y q había un surfista q no se quitaba del medio!!), nos dedicamos a tomar el sol y beber cocktails todo el día. Cenamos en un sitio precioso, en el que había un espectáculo de danzas tradicionales tailandesas. En el último número invitaron al público a salir a bailar, y las únicas q accedimos fuimos la Cristi y yo… solo hay q andar en círculo y mover las manos muy exagerado… eh, pues hasta nos felicitó un guiri!!… Al día siguiente, madrugamos a las 6 de la mañana para coger el ferry q nos llevaba a Koh Phanghan, la isla de al lado q yo ya conocía porque pasé allí la nochebuena, y q para mí, es de lo más bonito q he visto hasta ahora. Según íbamos en el barco, decidimos unirnos al grupo de guiris q seguí a Koh Tao para bucear, así q concertamos con dos monitores una inmersión en el Jardín Japonés, una zona de buceo en el parque natural llena de corales y peces de colores. Tuvimos la suerte de tener dos monitores para los tres, uno con Cris, q era la primera vez q buceaba (prueba superada, a pesar del rigor mortis) y otro para Sergio y para mí, aunque fuimos todo el rato todos juntos. Por suerte, Sergio tenía una carcasa para la cámara y pudimos hacernos fotos bajo el agua, aunque no parece ni la mitad de bonito visto ahora.
El ferry nos dejó en Koh Phanghan, en una preciosa playa en la que vimos atardecer sentados en la arena, y después cenamos pescado a la brasa en un chiringuito en la misma playa. Al día siguiente nos fuimos a Koh Ma, una isla pequeñita al norte de la Koh Phanghan, a la q puedes pasar andando si está la marea baja.
Yo volví a Bangkok el lunes por la noche, directa a dormir y a currar al día siguiente, y ellos dos llegaron el martes por la tarde, q aprovechamos para ir al Vertigo, un bar en la planta 65 de un hotel, desde donde se divisa todo Bangkok. A Cristina casi le da un ataque para bajar, pero mereció la pena el esfuerzo por ver las vistas y hacer un par de fotos.
El miércoles vistaron Ayyuthaya, y el jueves por la mañana, aprovechando q era festivo en Bangkok, fuimos por el barco del canal hasta la Golden Mount, otro templo con bonitas vistas y muy concurrido por la fecha q era. Por la tarde nos dimos otro masaje y salimos de nuevo por Khao San con Rizard, nuestro instructor del PADI. El viernes, solo nos quedó tiempo para hacer las últimas compras, cenar en el Suda (donde no nos sirvieron ni una cervecita por las elecciones de la semana q viene a la alcaldía de Bangkok) y salir por PatPong, antes de volver a casa a hacer la maleta y despedirnos hasta la próxima (probablemente en Madrid en octubre, a mi vuelta a casa).
Pues nada... este es un resumen rápido. Mañana más. Las fotos en: